Sociedad

“Oky” Rodríguez Jáuregui: “Cantar es lo que más me moviliza, es lo que me conecta con mi impulso vital”

María Eugenia “Oky” Rodríguez Jáuregui es cordobesa y vive en San Nicolás. Exjugadora de hándbol, trabaja por las mañanas en el ámbito de las ciencias económicas, pero encuentra su impulso vital en el arte: canta, compone y enseña. La pandemia intensificó ese camino. Semanas atrás lanzó su primer disco, “Saltá”, una obra íntima, atravesada por historias y emociones

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La visión familiar conforma parte de un inicio artístico con claridad: “Soy cordobesa, a los 5 años me vine a San Nicolás, pero realicé el preescolar en Córdoba, en un jardín de niños cantores. Mis papás vieron que era algo que me gustaba mucho, tenía facilidad y lo tomaba como algo lúdico que me hacía muy bien. Desde muy chiquita apareció el canto, por suerte. Me hace muy feliz. De todas formas, en mi adolescencia me alejé de este espacio y estudié Ciencias Económicas. Luego de recibirme volví a conectarme con este camino, que forma parte de mí y tengo la fortuna de seguir transitando”.

El significado de cantar para su vida es expansivo: “Cantar es mi apoyo ante todas las emociones que estoy viviendo, sobre todo cuando estoy medio bajón. Es una actividad que me da mucho placer y la relaciono con el contacto con los otros. Canté en muchos grupos, me gustaba mucho la música vocal, participé en coros, hago taller de canto, y en todo eso el estudio de la voz, tanto personal como con otros, me sumerge en un viaje profundo y sumamente especial. La voz es un instrumento único, orgánico y personal”.

Enseñar o brindar conocimiento sobre una expresión artística tiene su particularidad: “No soy una docente propiamente dicha, es algo nuevo en mi vida. Muchos preguntaban, después de un concierto, si daba clases, dado que les gustaría aprender a cantar, y yo no lo tomé al principio como algo importante, sino más bien sorpresivo. Hoy, desde ese lugar, el de transmitir conocimiento, me encanta poder ayudar a las personas a encontrar su voz y desarrollar su potencial. Tuve muchos maestros, aprendí diferentes enfoques respecto a la voz, y al ser un instrumento único e inconstante, las oportunidades son infinitas. Me gusta transitar cada camino que posee la voz, destrabar angustias y observar lo que tenés para decir con ella. Además, aprendo mucho de mis alumnos, de su compromiso. Es un ciclo: sirvo como guía, y el aprendizaje surge de cada uno”.

La composición musical posee caminos diversos: “El primer impulso creativo son las historias que escuchás y te ‘flashean’: cómo tal persona pudo vivir determinada cosa, y todo eso. También nacen por la lectura de poemas y querer hacer algo con eso. Por último, el tema melódico: crear ritmos o melodías con la voz o a través de una progresión armónica son otras formas de componer canciones. A la canción se ingresa por distintas puertas. Empecé a mezclar esas formas de composición, al punto de que voy caminando por la calle, se me ocurre una idea, la anoto; en la ducha aparece un ritmo en mi cabeza y lo grabo en el celular. Luego de ese proceso trato de identificar qué significa para mí o qué me quiere decir. A veces sale una palabra que marca el camino y otras, un ritmo que elijo utilizar. Antes tenía la necesidad de interpretar algo puntual. Ahora dejo que todo lo que ocurre a mi alrededor me interpele y elijo la forma en la cual lo expreso”.

La magia de la música en vivo es un desafío constante: “Al principio fue todo muy difícil. Me costaba cantar, aunque no fuera en vivo. Cantar para otro, que alguien escuche mi voz, me hacía sentir completamente desnuda ante la posibilidad de que otra persona me escuchara. Era vergüenza más que nada. Hoy en día es diferente. Siento ese ‘cosquilleo’ necesario antes de cada presentación y, si no lo tengo, sé que algo anda mal”.

El arte atraviesa, conmueve y emociona de formas especiales y únicas: “Me conmueve el poder transformador que tiene, en este caso, la música. Cómo estás en un estado de ánimo y su presencia te lo puede cambiar. También el compartir momentos, historias y sensaciones es algo maravilloso. Ver cómo fluís en un ambiente en donde todos piensan distinto, pero está ocurriendo lo mismo”.

El viaje interno de la percepción de nosotros mismos ante la mirada del otro no hace más que relucir partes ocultas de nuestra existencia, o despertar aquel lado que estaba dormido. La sensibilidad a la hora de generar emociones a causa de ese lado permitirá establecer una nueva versión de la persona que se busca ser, o brindar una revolución emocional que todo arte, en su historia, pudo contar. Hay una distancia abismal entre el pensamiento y el decir. Sin embargo, tenés que saltar, ya sea al vacío que querés superar o a la pileta donde todo puede suceder. Para eso están las canciones de Oky, junto a su lado más amable: el de producir emociones. –

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