
El lunes se conmemoró el Día Mundial de la Osteoporosis, enfermedad que debilita los huesos y los vuelve más propensos a romperse o fracturarse.
Como destacan los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la Mayo Clinic, la patología se desarrolla cuando la destrucción ósea supera la renovación del tejido saludable, especialmente en la adultez.
En muchos casos, la osteoporosis no presenta síntomas hasta que ocurre una fractura —habitualmente en la cadera, la muñeca o la columna vertebral—, motivo por el cual se la denomina “enfermedad silenciosa”. Según la Fundación Internacional de Osteoporosis, más de 500 millones de personas en el mundo la padecen.
Epidemiología y grupos de riesgo
El impacto de la osteoporosis es amplio y muestra una tendencia por género: una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirá al menos una fractura osteoporótica, según la especialista Adriana Díaz, del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La International Osteoporosis Foundation y Harvard Health Publishing coinciden en que el riesgo es mayor en mujeres posmenopáusicas, debido a la disminución de estrógenos, hormonas protectoras del hueso.
Entre los factores predisponentes se incluyen la edad avanzada, el bajo peso corporal, los antecedentes familiares, el tabaquismo, el consumo crónico de alcohol, las enfermedades endocrinas, gastrointestinales o reumatológicas y el uso prolongado de medicamentos como los corticosteroides.
Diagnóstico y detección precoz
Según Harvard Health Publishing, la detección temprana permite reducir el riesgo de fracturas y complicaciones. La herramienta fundamental es la densitometría ósea (DXA), que mide la densidad mineral en zonas críticas como la columna lumbar y la cadera. Este estudio, de baja radiación y resultado rápido, permite obtener el puntaje T, que compara la masa ósea de la persona con la de un adulto joven sano.
El diagnóstico puede complementarse con el FRAX Score, que predice la probabilidad de fractura a diez años, junto con radiografías y análisis de calcio y vitamina D. Diversos países recomiendan la densitometría a mujeres mayores de 65 años o antes, en presencia de factores de riesgo, y evalúan de forma individual la indicación en varones.
Las fracturas osteoporóticas, especialmente en cadera o columna, representan una de las mayores amenazas para la calidad de vida e independencia en la edad avanzada. Estas lesiones provocan dolor, discapacidad funcional, complicaciones médicas y, con frecuencia, dependencia de terceros para las actividades diarias.
Un dato relevante es que solo entre el 20 y el 25 % de las personas que sufren fracturas reciben evaluación y tratamiento por osteoporosis, lo que mantiene el riesgo de nuevos episodios a corto plazo, según el Brigham and Women’s Hospital. Las fracturas de cadera, además, muestran un aumento de la mortalidad en el año siguiente.
Prevención y tratamiento
La prevención de la osteoporosis comienza en la infancia y continúa durante toda la vida. Es esencial una alimentación rica en calcio, vitamina D y proteínas, junto con la práctica regular de ejercicios de impacto y fuerza, que favorecen la formación ósea y mejoran el equilibrio.
Evitar el consumo de tabaco, moderar el alcohol, mantener un peso saludable y garantizar una buena iluminación en el hogar son hábitos que ayudan a reducir el riesgo de caídas y fracturas.
El pico de masa ósea se alcanza entre los 25 y 30 años: cuanto más alto sea ese valor, menor será la probabilidad de fragilidad en etapas posteriores. La exposición moderada al sol estimula la síntesis de vitamina D, indispensable para la correcta absorción del calcio.
El tratamiento de la osteoporosis es integral: combina cambios en el estilo de vida, ejercicios específicos y medicamentos. Los fármacos más utilizados son los bisfosfonatos, que ralentizan la pérdida ósea, seguidos por análogos de la hormona paratiroidea, inhibidores del RANKL, inhibidores de esclerostina, calcitonina y moduladores selectivos de los receptores de estrógeno, siempre bajo control médico.
Actualmente se investigan nuevos agentes anabólicos óseos y terapias dirigidas a la base molecular de la enfermedad, con mayor eficacia y seguridad en la prevención de fracturas. El tratamiento debe adaptarse al perfil clínico de cada paciente y combinarse con estrategias para evitar caídas.
Recomendaciones para prevenir fracturas
La mayoría de las fracturas se producen por caídas en el hogar. Se recomienda usar calzado seguro, retirar alfombras y muebles bajos, mantener buena iluminación, revisar la visión y la medicación, y practicar ejercicios de equilibrio y fuerza.
Frente a cualquier fractura causada por una caída leve, se debe consultar al médico, ya que puede indicar un alto riesgo de nuevos eventos en los dos años siguientes, explicó Adriana Díaz.
El avance en la investigación sobre la osteoporosis ha permitido diseñar tratamientos y estrategias preventivas más eficaces. El control regular con densitometría ósea, el seguimiento profesional y la participación en estudios clínicos mejoran la perspectiva de quienes presentan riesgo o diagnóstico de esta enfermedad, según los NIH y el Brigham and Women’s Hospital.



