
El concejal Donato Cignoli no es un dirigente más dentro de Hechos. Es uno de los representantes legislativos del clan Passaglia en Pergamino, que hizo su debut electoral con banca propia en el Concejo Deliberante. Y ese estreno, lejos de marcar un inicio virtuoso, quedó rápidamente envuelto en denuncias por hechos de violencia que encienden luces de alerta.
Cignoli fue denunciado nuevamente, esta vez por una prima menor de edad, quien afirmó que fue embestida por un vehículo conducido por el edil cuando se encontraba en la puerta de su vivienda, en calle Azcuénaga al 800, de la vecina ciudad. El episodio, ocurrido en horas de la madrugada del sábado pasado, quedó en manos de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (U.F.I. y J.) N° 7, a cargo del fiscal Fernando D’Elio, con la carátula de Lesiones Leves.
El dato político no es menor: se trata de la segunda denuncia en prácticamente un mes contra el mismo concejal. La anterior había sido realizada por su propio padre, tras una discusión que terminó con el hombre herido y con nueve puntos de sutura en uno de sus brazos. Dos episodios, dos ámbitos distintos, un mismo protagonista.
Para Hechos, fuerza que responde al armado político de los Passaglia, el caso expone una incómoda carta de presentación. Si en su primera experiencia electoral el espacio desembarca en el ámbito legislativo con dirigentes envueltos en denuncias reiteradas por violencia, el mensaje hacia la sociedad es, como mínimo, preocupante. No se trata de errores aislados ni de una situación menor: es el perfil del legislador que eligieron llevar como representante.
Mientras la Justicia avanza con las investigaciones, el silencio político del espacio y de sus referentes refuerza las críticas. La pregunta que sobrevuela no es solo judicial, sino profundamente política: qué tipo de dirigentes propone el passaglismo en su debut como fuerza familiar y qué estándares de conducta considera aceptables para ejercer una banca.
El camino legislativo del partido del clan Passaglia parece haber comenzado de la peor manera. Y cuando el primer paso ya está marcado por denuncias y violencia, difícilmente el recorrido posterior pueda disimular un arranque que deja más dudas que certezas.



