Sociedad

Pablo Buono, el hombre que mezcla el trabajo y la pasión dentro de una rama eterna del arte

Dueño de la Rockería Génesis, entre vinilos, animé y recuerdos musicales, sostiene un comercio atravesado por la pasión

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Pablo Buono, papá, familiero, ex jugador de fútbol, con varias materias del traductorado de inglés en su haber, apasionado por los autos y el universo de la música, es dueño de la Rockería Génesis. Guarda recuerdos precisos de su vida a través de canciones y está sumergido en la vorágine de mantener un comercio en la actualidad.

Sus inicios: “Una vez terminada la secundaria trabajé haciendo filmaciones de cumpleaños de quince, casamientos y otros tipos de eventos. En 1998 un primo me preguntó si quería ir a trabajar con él, agarré viaje y empezamos con ‘Disquería Láser’ en la Galería Luchessi. No pensaba estar en el mundo de la música, me gustaba más el mundo de los autos. Con el paso del tiempo es un universo que me encantó. Después de un tiempo me largué solo y tuve mi local enfrente al Club Belgrano, y en la actualidad soy dueño de la ‘Rockería Génesis’, ubicada en Pellegrini 238, después de haber atravesado buenos y malos momentos teniendo un comercio. Hoy en día me han quedado fanáticos más que clientes, tenemos una forma particular de vivir la música”.

La Rockería fue mutando a lo largo de los años: “Todo comenzó con CD’s y cassettes, luego llegaron los DVD’s. Las diferentes crisis generaron nuevas oportunidades que trajeron de regreso al vinilo nuevamente como material de consumo para la música y, en la actualidad, además de eso, cuento con un sinfín de artículos vinculados a la música y al animé, que es lo que está más de moda por estos tiempos”.

El trabajo elevó la importancia de la música en su vida: “La música fue una pasión desde siempre en mi vida. Desde chico, en casa se escuchaban diferentes géneros. Mi hermana, estudiante de Letras, estaba a full con Spinetta y Charly, y mis amigos me inculcaron el pop de los ochenta. Pero trabajar en el rubro fue lo que hizo que entendiese cuánto me gusta la música, al punto de emocionarme en lo más mínimo si está ella presente”.

Sobre sus gustos musicales: “Comencé a estudiar traductorado de inglés para saber lo que decían las letras de las canciones de las bandas que me gustaban. Las traducciones no suelen ser tal cual, y era hermoso el debate que se generaba con eso. Empecé escuchando mucho a Queen, después se unieron U2, The Cure, y luego, cuando me inicié en el trabajo, aparecieron otros estilos musicales, desde el rock pesado hasta música clásica. Hoy escucho de todo”.

Los cambios dentro del ámbito comercial: “Hoy en día soy dueño de mi espacio, dejé de ser empleado. Es muy difícil llevarlo adelante debido a que Argentina cambia mucho. Es un viaje vertiginoso. Tenés que adaptarte y no quedarte con lo que ya conocías, y por eso expandí el espacio hacia otras cosas y no solo me quedé con la parte musical, agregué de todo. Desde lo personal me gusta donde estoy, a pesar de que varias veces estoy cansado. Tengo todavía esa ansiedad de recibir pedidos y ver lo que me llega, y luego tener ese ida y vuelta con los clientes contándoles las novedades y todo eso. La mayoría de mis clientes son de hace muchos años y la comunicación es muy fluida, al punto de desarrollar con ellos una amistad. El fanatismo por la música nos unió”.

El fanatismo musical tiene sus particularidades: “No se puede cambiar de pasión, y eso en este ambiente es innegable. Hay quienes piensan todo el día en cuándo sale un nuevo disco, determinada vestimenta o algún accesorio que identifique ese fanatismo, y te piden ayuda para poder conseguirlo. Me hace sentir bien poder ayudar con eso, al punto de que algunos me dicen que soy su ídolo por conseguir lo que estaban buscando. Con este negocio no te vas a salvar, pero vas a estar lleno de historias que te van a ayudar a seguir día a día haciendo lo que te gusta”.

El pulso de la Rockería está bien marcado: “Hoy en día lo que sale mucho es la vestimenta alusiva a bandas y, para personas más jóvenes, aquellas orientadas al animé. De todas formas, al entrar en este espacio, los más jóvenes empiezan a interiorizarse con la música de décadas anteriores, al punto de tener un conocimiento que asombra debido a que la consumen. También estoy contento por eso”.

Llevar a cabo un trabajo sujeto a tu pasión hace que repliques un poco tu vida en cada persona que pasa por ese lugar, así como las canciones perpetúan un momento inolvidable en la vida. La bondad, el cariño y demás valores a la hora de ejecutar un trabajo son los mismos que Pablo sostiene en todos los ámbitos: con su familia, con sus amigos, con los clientes. Detrás de un mostrador lo vas a encontrar, haciendo un pedido, preguntándote cómo estás o simplemente contándote las novedades de todo lo que va a llegar al local. Generalmente lo vas a encontrar solo, pero tenés que saber que detrás de él hay miles de canciones y momentos que lo apoyan para que, día a día, tengas ese espacio lleno de arte y sus derivados. La vida está llena de canciones, o viceversa, y es muy bueno que personas como Pablo sostengan esa historia.


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