En medio de la disputa por el endeudamiento provincial, Santiago Passaglia volvió a instalar por estos días un tono de confrontación al asegurar que irrumpió y irrumpió “a la madrugada” en la Legislatura bonaerense para “defender a los bonaerenses” e intentar frenar “un endeudamiento millonario de más de 3600 millones de dólares”. Según declaró, ese dinero “no lo van a usar para mejorar los hospitales o las escuelas, sino para financiar la campaña política de Axel Kicillof para 2027” y para “aumentar los cargos y los favores políticos”.
Además, cuestionó que en la misma sesión se aprobara el incremento en la cantidad de directores del Banco Provincia, de 8 a 14, lo que —sostuvo— implicará “un gasto de 7000 millones de pesos más en sueldos” en un banco que consideró “quebrado” y sin capacidad de otorgar créditos. “Iría mil veces más a exponer esto y a defender a los vecinos de la provincia de Buenos Aires y de San Nicolás”, insistió.
Haz lo que yo digo…
El planteo anticasta que Passaglia enarbola hoy contrasta con sus propios antecedentes políticos. En declaraciones brindadas a La Nación+ días atrás, recordó que fue elegido diputado provincial en 2021 e intendente de San Nicolás en 2023, y que decidió pedir una “licencia sin goce de sueldo por las dudas de que en algún momento alguien traicionara lo que votaron los bonaerenses”. En el mismo reportaje justificó su presencia en la Legislatura afirmando que “todos los bloques ahí se estaban haciendo los boludos para sacar de manera escandalosa un endeudamiento millonario”.
También cuestionó que, durante esa sesión, se aprobara la ampliación del directorio del Banco Provincia, insistiendo en que se trataba de un organismo “quebrado, que no tiene plata para dar créditos”.
Sin embargo, aquel Santiago que hoy denuncia privilegios políticos y rechaza la expansión del Grupo Bapro fue, años atrás, un engranaje beneficiado por el mismo esquema que hoy cuestiona.
Cuando el propio Passaglia fue parte del Grupo Bapro
En diciembre de 2016, cuando el clan Passaglia abandonaba el Frente para la Victoria para integrarse al PRO, la entonces gobernadora María Eugenia Vidal designó a Santiago Passaglia —el mismo que hoy denuncia el aumento de cargos en el Banco Provincia— como director de Provincia Bursátil, una de las empresas clave del Grupo Bapro.
Ese nombramiento se produjo en medio del reordenamiento político que Vidal impulsaba dentro de Cambiemos, sumando referentes del peronismo a su administración. La llegada de Passaglia hijo confirmó la cercanía del entonces intendente de San Nicolás, Ismael Passaglia, al gobierno provincial: aunque no hubo foto oficial —hasta unos días después— como ocurrió con otros jefes comunales, en el entorno de la gobernadora daban por descontado que se trataba de un intendente alineado con la gestión.
Santiago, además, ocupaba simultáneamente la titularidad del Juzgado Municipal de Defensa al Consumidor, mientras que su hermano Manuel era primer concejal y llegó a desempeñarse como intendente interino en encuentros de alcaldes de Cambiemos, hasta que su padre —que había sido elegido jefe comunal por el Frente para la Victoria— fue designado en el Instituto de la Vivienda y el cambio de camiseta fue formal, heredando él la conducción de la ciudad.
La designación de Santiago en Provincia Bursátil formó parte de una serie de incorporaciones de dirigentes peronistas promovidas por Vidal, que se veía fortalecida frente a la caída de imagen positiva del kirchnerismo.
Una contradicción que vuelve al centro del debate
La ofensiva discursiva de Santiago Passaglia contra el endeudamiento, el Banco Provincia y los “favores políticos” se enfrenta ahora a su propia historia dentro de la estructura financiera y política del gobierno macrista. Con una trayectoria que, lejos de la distancia crítica que sostiene hoy, no parece más que una simple valoración de su propia trayectoria.
