Historias

Son mellizas, sufrieron una lesión cerebral al nacer y pudieron tener su fiesta de 15 soñada gracias a su mamá

Elena y Emilia nacieron de un parto prematuro. El video del gran festejo se hizo viral.

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Elena y Emilia llegaron antes de tiempo. Nacieron en un parto prematuro. Mientras estaban en terapia intensiva, su mamá, Virginia, recibió el diagnóstico de que ambas habían sufrido lesiones cerebrales.

“En esa prematurez que desató el parto se generaron algunas secuelas”, explica Virginia.

Virginia estaba casada y ya tenía a Carola, una nena de dos años. “La presencia de mi hija, en el medio de esa bomba, fue la que hizo que yo siguiera sonriendo y luchando para que las tres tuvieran una mamá alegre”.

La evolución de las mellizas fue diferente más allá de que recibieron las mismas terapias, el mismo amor y los mismos estímulos. “Cuando las chicas tenían dos años, el papá se fue de casa, nos separamos y quedamos las cuatro solas”.

Una madre sola, un abuelo gigante

La economía familiar se ajustó, había muchos gastos con las terapias y los tratamientos, pero la voluntad no se quebró. El apoyo del abuelo de las nenas fue clave. “Entre las obligaciones y las múltiples actividades, siempre buscó momentos de alegría: llevarlas a la pileta, a la plaza, comprarles caramelos y organizar encuentros”.

Celebrar la vida

Virginia siempre buscó excusas y oportunidades para armar reuniones con amigos y festejar. “Cada cumpleaños de las nenas genera un montón de situaciones. Es un día que se convierte en una montaña rusa de emociones, pero más allá de eso, siempre el cumpleaños fue un evento para celebrar”.

Cada festejo de Elena y Emilia fue una excusa para celebrar la vida y para celebrar la inclusión.

Una fiesta que fue más allá

Cuando terminó el festejo de 15 de Carola, Emilia se acercó a su mamá y le dijo que ella quería una fiesta igual a la que había tenido su hermana.

“Los quince de las mellis superaron cualquier expectativa. Más de 150 invitados entre amigos, compañeros de colegio, familia y los médicos que nos acompañan de toda la vida”.

La entrada de las mellizas quedó grabada en todos. Entre luces y música, Emilia corrió con su caminadora hacia su abuela. Fue un instante de emoción pura.

“No había personas que no dijeran: ‘No puedo creer que estuve presente en algo así’”, recuerda su madre. “Fue muchísimo más que cualquier sueño”.

La fiesta no fue solo de ellas. Fue una celebración de inclusión, un gesto de amor colectivo.

 

Fuente: Con información de TN

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