
En la esquina de Misiones e Intendente Aphalo, a una cuadra del Hipódromo de San Isidro, se levanta una pequeña construcción de madera. No hay cartel de horarios ni mostrador: solo una puertita, estantes y más de cien libros que circulan libremente. Es La Casita Literaria, un espacio nacido del impulso de un vecino que quiso dejar algo más que un gesto.
Un proyecto que empezó con un viaje
Mario Erkekdjian, ingeniero mecánico y carpintero por vocación, conoció la idea en Estados Unidos, donde su hija vivía en un edificio que tenía una mesa comunitaria con libros. Al volver a San Isidro, reunió a un grupo de vecinos, propuso construir una casita de madera y la levantaron entre todos.
Cada familia colaboró con lo que sabía o podía: algunos aportaron materiales, otros pintura o tiempo de trabajo. El nombre se eligió por votación entre varias propuestas y quedó La Casita Literaria. La inauguración se realizó en noviembre de 2021 con una fiesta vecinal.
Libros que van y vuelven
Erkekdjian puso los primeros ejemplares, pero la iniciativa creció sola. En pocos días los vecinos comenzaron a sumar donaciones y hoy hay más de cuatro mil libros disponibles para reponer. No hay registro ni control: la confianza es la única regla. Cada persona se lleva un libro con la responsabilidad de devolverlo para que otro pueda disfrutarlo.
Las donaciones incluyen todo tipo de material: novelas, cuentos, libros técnicos, enciclopedias, diccionarios y textos escolares. Los que no entran en la casita se almacenan en su taller, donde él y su esposa los limpian y clasifican antes de reponerlos. Parte de ese material, especialmente el didáctico, se dona a escuelas del interior del país, en provincias como Chaco, Santiago del Estero, Mendoza y Misiones.
Comunidad y nuevas casitas
El verdadero éxito del proyecto fue la trama social que tejió a su alrededor. Vecinos que no se conocían comenzaron a reunirse, a leer y a organizar actividades: veladas de música académica y country, ciclos de poesía y un grupo de cuentacuentos para los chicos del barrio.
El modelo se multiplicó: hoy existen una docena de casitas literarias en el país, en San Isidro, Tigre, Areco, Lincoln, Neuquén y Salta. Para quienes deseen replicar la idea, se elaboró un manual de procedimiento con planos, materiales y pautas de funcionamiento. Cada casita debe ser gratuita y sin fines de lucro.
Reconocimientos y futuro
En 2023 el municipio de San Isidro declaró a La Casita Literaria de Interés Municipal y Cultural, y en 2024 la Legislatura bonaerense la distinguió como de Interés Legislativo Provincial. También fue reconocida como Embajada de la Paz por la asociación Mil Milenios de Paz.
Desde su taller, el ingeniero jubilado impulsa nuevos proyectos comunitarios, entre ellos un coro vecinal, un programa de radio y un ensamble de música de cámara.
Cuando cae la tarde y se apagan las luces del barrio, la puerta de madera se cierra para proteger los libros. A la mañana siguiente, vuelve a abrirse. Y el ciclo empieza otra vez.
Fuente: Con información de DIB