El Hospital Garrahan, referencia nacional en salud pediátrica, atraviesa una crisis que no se reduce a salarios bajos: se trata de una pérdida continua de profesionales calificados, condiciones laborales deterioradas y un gobierno que, según denuncian sus trabajadores, responde con indiferencia frente al colapso.
Así lo expresó Teresa Alfaro, enfermera con más de tres décadas de trayectoria y delegada de ATE, en diálogo con Es por acá, por Cosa Cierta, La Radio. “Nos dicen que volvamos a nuestros puestos y sigamos sosteniendo al hospital, pero no ofrecen nada. No hay respuestas, no hay diálogo, no hay intención real de resolver el conflicto”, afirmó.
Según Alfaro, el reclamo actual se sostiene desde el año pasado. “Ya entonces hubo renuncias. Esta semana volvimos a movilizarnos y nos encontramos con la misma actitud: puertas cerradas, sueldos congelados y falta de reconocimiento”, relató.
La situación es crítica: médicos de planta con salarios de apenas 1.300.000 pesos, profesionales altamente especializados que podrían ganar el doble o el triple en clínicas privadas o en el exterior, y enfermeros contratados por 600.000 pesos, a pesar de contar con títulos universitarios y años de experiencia. “Muchos se van. Y los que se quedan lo hacen por convicción, no por lo que cobran. Pero no se puede vivir de la vocación”, advirtió.
En áreas sensibles como quirófano, traumatología o enfermería neonatal, la pérdida de personal calificado es constante. Alfaro denunció que “el hospital no logra retener a quienes forman parte de equipos técnicos complejos. No hay incentivos ni condiciones para sostenerlos”.
Además, cuestionó las versiones oficiales que apuntan a un exceso de personal administrativo. “Dicen que hay muchos ‘ñoquis’, pero quienes trabajamos hace décadas sabemos que eso no es real. Cada trabajador tiene su función. El problema no es la cantidad de empleados, sino la falta de inversión y la desidia”, afirmó.
Uno de los puntos que más preocupa a Alfaro es que el Garrahan atiende a pacientes de todo el país, incluso a niñas y niños sin obra social ni cobertura. “Acá llegan desde todas las provincias, sin respaldo institucional, y el hospital se hace cargo. Eso también tiene un costo que el Estado no reconoce”, remarcó.
A pesar del conflicto, el personal continúa garantizando la atención de urgencias. Pero los paros seguirán: “El viernes a la noche comenzó una medida de fuerza que se extenderá todo el sábado, y convocamos a madres, padres y pacientes a abrazar el hospital en señal de apoyo”, explicó.
Para Alfaro, la raíz del problema es clara: la falta de voluntad política. “Dicen que no hay plata, pero firmaron paritarias del 1 % o del 28 % que ya habían sido acordadas. No nos escuchan. Y mientras tanto, quienes terminan pagando las consecuencias son los chicos, que vienen a buscar salud y encuentran un sistema que se cae a pedazos”, sentenció.
