
Aunque fue desarrollada en 1987, la técnica de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares —más conocida por sus siglas en inglés, EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing)— aún no es del todo popular fuera del ámbito clínico. La psicóloga Silvia Silicano, formada en este abordaje desde 2010, explicó en diálogo con la 102.9 que se trata de un modelo validado científicamente y recomendado por la Organización Mundial de la Salud para tratar traumas psicológicos.
“El EMDR trabaja con el pasado, con lo que está generando síntomas en el presente, y con el patrón a futuro. Toma elementos del psicoanálisis, de la terapia cognitiva y, sobre todo, de las neurociencias”, explicó la especialista. La técnica apunta a reactivar el sistema de procesamiento de información del cerebro, que tiende a bloquearse ante eventos traumáticos. Según detalló, esto permite reducir la carga emocional de los recuerdos y reestructurar creencias negativas sobre uno mismo.
Durante las sesiones, el terapeuta guía al paciente mediante estímulos bilaterales —como movimientos oculares, sonidos alternados o estímulos táctiles— para lograr que ambos hemisferios cerebrales funcionen de manera sincrónica. “Cuando hay trauma, el recuerdo queda aislado del resto de las redes neuronales. La amígdala cerebral se hiperactiva y la parte racional del cerebro queda desactivada. El EMDR busca restablecer ese equilibrio”, resumió.
Silicano explicó también cómo funciona el cerebro en situaciones de trauma: “El hemisferio derecho, más ligado a lo emocional y corporal, toma el control cuando hay bloqueo. El izquierdo, más racional y vinculado al lenguaje, se desconecta. Por eso las personas sienten que no pueden pensar con claridad en medio del miedo. El EMDR trabaja para que el sistema vuelva a conectarse y el recuerdo se reprograme sin perturbación”.
La técnica no actúa de forma mágica ni instantánea, pero, según la psicóloga, suele ofrecer resultados más rápidos que otros modelos. “He acompañado pacientes que iniciaron con un nivel de perturbación de 10 y terminaron resignificando la experiencia a tal punto de ubicarla en cero. Muchos incluso reconocen que esa vivencia dolorosa les permitió desplegar una gran capacidad de resiliencia”, señaló.
El método fue desarrollado por la psicóloga y neurocientífica estadounidense Francine Shapiro, a partir de una observación personal: mientras caminaba por un parque, notó que sus pensamientos perturbadores disminuían al realizar movimientos oculares espontáneos. A partir de esa experiencia, Shapiro sistematizó el abordaje en ocho fases clínicas, que incluyen la historia clínica, la preparación emocional y el reprocesamiento guiado.
Silicano enfatizó que no se trata de una técnica de autoayuda, sino de una herramienta científica compleja que solo puede aplicarse con acompañamiento profesional. “No es solo mover los ojos frente al espejo. El EMDR se aplica en sesión, con protocolos específicos y supervisión clínica. Tiene ocho fases, y no se comienza el reprocesamiento hasta que la persona no alcanza cierta estabilidad emocional”, aclaró.
Actualmente, este abordaje se emplea para tratar traumas objetivos —como abusos, accidentes o situaciones de guerra— y también traumas subjetivos, vinculados a experiencias personales que, aunque menores desde afuera, fueron muy perturbadoras para quien las vivió. “Muchas creencias negativas de los adultos se originan en vivencias tempranas. Por eso trabajamos también con recuerdos de la infancia”, explicó Silicano, quien mencionó como referencia teórica las “cinco heridas de la infancia” propuestas por Lise Bourbeau: rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia.
La técnica se utiliza actualmente tanto en la práctica privada como en hospitales públicos de distintos países. En Rosario, ya hay profesionales formados en este modelo terapéutico que lo integran a su trabajo clínico habitual. Quienes deseen contactarse con la psicóloga Silvia Silicano pueden hacerlo a través de sus redes sociales.
Como indica su nombre completo en español, Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares, el EMDR busca reducir el impacto emocional de los recuerdos traumáticos mediante un proceso que combina estimulación bilateral con activación de redes neuronales para favorecer la integración psíquica.