Opinión

Hay que saber ganar jugando mal

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Entre las frases que repiten con frecuencia los protagonistas del fútbol, una refiere a los equipos campeones o que marchan hacia un título, cuando logran un triunfo tras una actuación negativa: también hay que ganar jugando mal. Esto es lo que acaba de pasar con la Selección Argentina.

La fase de grupos y la llave que le tocaron al equipo hizo pensar a muchos que lo difícil de esta Copa América iba a ser la final; que recién ahí nos podíamos cruzar con Uruguay, Brasil o Colombia, los rivales fuertes del torneo. Del playoff con Ecuador se decía otra frase hecha del fútbol, “los partidos hay que jugarlos”, pero pensando que no pasaría de un trámite camino a la final.

Y vamos a morir en los clichés: el partido había que jugarlo, nomás. No fue tal trámite, Ecuador falló un penal, no merecía perder y llegó a un justo empate. Y acaso el mejor consuelo para una de las más flojas actuaciones que le recordemos a la Scaloneta es ese otro cliché: hay que “saber” ganar jugando mal.

Que los partidos en los que no te sale nada, en los que estás desconocido, en los que por bastantes pasajes el rival te supera y no aparecen tu juego de siempre ni tus figuras, si querés ser campeón los tenés que ganar igual.

No sabemos cuántas de las vidas que tiene Argentina se quemaron esta noche en Houston, pero mejor no tentar más a la parca. En el “saber ganar” incluiremos la portentosa presencia de Emiliano Martínez en la definición y los tiros bien ejecutados por Álvarez, Mac Allister, Montiel y Otamendi. Lo demás es un modo de disimular la buena fortuna de no haber perdido en los 90.

La Selección viene sosteniendo un alto nivel por mucho tiempo, algo que es muy difícil y supone el derecho a alguna vacilación. Pero ahora, a pensar bien sobre lo cerca que pasó la guadaña y no confiarnos en que siempre vamos a tener un San Dibu que nos salve.

Fuente: Por Jorge Mario Trasmonte (Olé)

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