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Ulises Ortegoza: La metamorfosis del pibe de barrio

Conocé el camino que recorrió Ulises Ortegoza hasta quedar en la historia, consagrándose campeón con Talleres en la Supercopa. Una vida de resiliencia y superación

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De Devoto a la Gloria. Así, de un extremo al otro, del dolor al éxtasis. Porque cuando Armani le tapó el cuarto penal de la serie y Colidio tenía la chance de darle el título a River, el N° 30 azul iba a quedar como un villano. Pero no. El destino le hizo un guiño a Ulises Ortegoza. Colidio la mandó al travesaño, luego falló Lanzini y la noche del 5 de marzo de 2025 en Paraguay se tiñó de azul y blanco porque Talleres de Córdoba hizo historia con su primera estrella nacional. El volante de San Nicolás resultó partícipe clave ya que la rompió en los 120 minutos. Lideró varios aspectos del juego: recuperaciones (6), duelos ganados (8), pases completados (26), entradas completadas (4) y pases largos completados (5/5).

Pensar que, a inicios de este año, Uli andaba con ganas de dejar Córdoba. Tenía ofertas nacionales y extranjeras. Sin continuidad en la T, lo seducía ir a la U de Chile para estar cerca de la Selección Roja, donde debutó el 15 de octubre de 2024 en la derrota 3-0 ante Colombia por las Eliminatorias. Pero el traspaso no se dio y decidió continuar en el gigante de Barrio Jardín.

En el Defensores del Chaco, el futbolista de 27 años vivió su noche más soñada. La imagen con sus hijas Kiara (4 años) y Abi (10 meses) y su esposa Karina quedará en la eternidad. En declaraciones, no pudo evitar la emoción: “La medalla de campeón va dedicada para mucha gente, pero ésta en especial va para mis dos abuelos que hoy no los tengo”, dijo lagrimeando.

Un 19 de abril de 1997 en San Nicolás, Ulises Ortegoza llegó al mundo siendo hijo primerizo de su mamá Paola, que apenas tenía 15 años. Acompañado siempre por sus abuelos paternos, los pasos iniciales en el fútbol los dio en el Baby de Santa Ana, siendo convocado para la Selección Azul. A los 12, Uli partió a Rosario Central. Al poco tiempo de estar en el Canalla, falleció su abuelo Basilio Ortegoza (quien también ofició de papá), y dejó de jugar. En el funeral del nono, envuelto en tristeza y lágrimas en sus ojos, el niño le dejó su camiseta canalla en el féretro, prometiéndole que algún día iba a llegar al fútbol grande de la Argentina.

Seis años más tarde, Ulises retomó la práctica de la redonda en Talleres de Villa Constitución, donde fue figura. Después, descolló en el Argentino Oeste subcampeón del Apertura 2017 (en la final falló el último penal ante Belgrano) y después desfiló su talento por General Rojo. Hasta que en su vida apareció la nicoleña Silvia Latoff, asesora de agentes de futbolistas, y se lo llevó de San Nicolás para abrirle las puertas del profesionalismo.

Emigró con sus bolsos repletos de ilusiones a Buenos Aires. Se probó en Ferro, gustó, pero le dieron vueltas. También se lució en Defensores del Bajo Belgrano, aunque no le consiguieron vivienda. Finalmente recaló en Los Andes de Lomas de Zamora. En su primera etapa, jugó poco y el “Milrayitas” bajó de la B Nacional a Primera B. Y fue en esa categoría donde Ortegoza la rompió. Cuando hizo su primer gol en la Primera del club de Lomas, festejó apuntando al cielo y dijo: “Promesa cumplida, nono”.

Gimnasia de Mendoza resultó su siguiente escala en la BN y tras 16 partidos, Talleres de Córdoba lo llevó a Primera División. Gracias a que su abuela paterna construyó su historia del otro lado de la cordillera, Ortegoza se nacionalizó chileno y jugó en el seleccionado.

Hoy, Uli vive en un country en la montañosa Zona Norte de la hermosa capital cordobesa. Cuando puede, viaja a San Nicolás para ver en el Prado a su hermano menor Max Bautista, de 10 años y delantero de Regatas. Lo adora y le inculca el camino del fútbol. También ha ido a partidos de Argentino y asistió a la vuelta olímpica de Rojo en el Clausura 2023 en el Estadio Único. No olvida su origen.

Su otro abuelo, el materno, al que le dedicó la gloria en Paraguay era Eduardo Joaquín Sipper, quien tenía 67 años cuando el 4 de diciembre de 2023 fue asesinado a puñaladas en su casa de barrio San Martín. El imputado por el crimen está preso. Aquel suceso golpeó mucho a Uli, quien públicamente siempre pidió justicia.

“Mi familia es muy humilde y futbolera. Desde que estaba en el andador tenía una pelota en los pies. De chico mi sueño fue jugar. Pero nunca me imaginé que se diera como se dio, llegar a jugar en la Primera de un club tan grande como Talleres. Es un orgullo para mí, para mi familia, para los chicos del barrio, de mi ciudad. Nadie en la familia había llegado. Yo trabajaba de albañil con mi papá, con sus amigos, tenía que colaborar para la economía familiar. Me tocó pintar, poner Durlock, hacíamos lo que nos faltaba en ese momento. El problema era cuando no había laburo. Pero por todo lo que me tocó pasar, uno quiere hacer llegar el mensaje de que todo en la vida se puede lograr. Mientras uno se lo proponga y esté dispuesto a dejar muchas cosas y hacer sacrificios para que le vaya bien”, fue su mensaje.

Con 27 años, Ulises Ortegoza es el jugador nicoleño más destacado del fútbol argentino. Es un pulpo con su dinámica, sobresaliente con el manejo del balón y siempre preciso con los pases. Humilde y bonachón, no tiene techo en su proyección.

Es la historia del campeón de la vida que pudo convertir en realidad, gracias a su talento, disciplina, convicción y capacidad de superación, aquella vieja promesa hecha en la tumba de su abuelo-papá Basilio, cuando lloraba de tristeza sin cesar. Aquel nene no sólo llegó al fútbol grande del país, sino que también dejó su marca en la historia de Talleres y en la Selección de Chile.

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