
Madrugadas enteras viendo peleas con su padre y la influencia de grandes campeones como Marvin “Maravilla” Hagler, Ray “Sugar” Leonard y Mike Tyson forjaron su amor por el boxeo. Sin embargo, su camino en el ring se vio limitado por una condición médica: la epilepsia, lo que lo llevó a encontrar su verdadera vocación: la enseñanza. Esta es la historia de vida de Federico Cortagerena.
—¿Cómo comenzó tu pasión por el boxeo y qué te llevó a convertirte en instructor?
—Mi pasión por el boxeo empezó desde chico, cuando veía peleas con mi viejo hasta la madrugada. Grandes figuras como “Maravilla” Hagler, Ray “Sugar” Leonard y Mike Tyson marcaron mi infancia. En 2008 empecé a entrenar y me enamoré del boxeo como deporte. No pude desarrollarme como boxeador por mi epilepsia y porque empecé tarde, a los 28 años. Al principio lo sufrí, pero cuando entendí que podía canalizar esa pasión desde otro lugar, como profe, todo fue espectacular.
—¿Cómo definís tu estilo como entrenador?
—Mi estilo es encontrar el punto justo entre el boxeo recreativo y el competitivo. La gente se acerca al boxeo porque es un método de entrenamiento divertido y funcional. Para los competidores, mi perfil es más estratégico: planificamos cada entrenamiento con el nivel de exigencia que demanda este deporte.
—¿Cómo trabajás el aspecto mental y motivacional con tus alumnos?
—Es difícil, porque los boxeadores no tienen un cronograma estable de competencias. La motivación puede decaer en los períodos sin combates. Lo que hacemos es trabajar en grupo: aunque algunos no compitan, todos ayudan a los que sí, ya sea saliendo a correr juntos, entrenando físico o haciendo sparring. En el ring sube un boxeador, pero lo acompaña todo el gimnasio.
—¿Cuáles son los errores más comunes que cometen los principiantes y cómo los corregís?
—El error más común es descoordinar las piernas y perder la atención de la mano que no golpea. Se enfocan tanto en el golpe que descuidan la defensa. Trabajamos mucho en la postura y la coordinación para corregirlo.
—¿Qué importancia le das al acondicionamiento físico fuera del ring?
—Es fundamental. Hoy en día todos los deportes son muy físicos. Podés ser un virtuoso técnicamente, pero sin una buena preparación física, no podés rendir en el ring.
—¿Quiénes son tus referentes en la disciplina?
—Me gustan entrenadores argentinos como Fabricio Nievas, Mariano Carreras y Juan Manuel Ledesma, quienes trabajaron mucho con el amateurismo. También destaco a Amílcar Brusa, una biblia del boxeo simple.
—¿Qué significa el gimnasio “Combativo” para vos?
—Es mi vida. Es donde disfruto cada día haciendo lo que me apasiona. Somos una familia de alrededor de 200 alumnos, incluyendo kickboxing, funcional y Fit Box. Nos pueden encontrar en Instagram como @gimnasiocombativo.
—¿Qué otra pasión te moviliza?
—El básquet siempre me gustó. Mi hijo juega en el club y en pandemia volví a jugar en la liga de Maxibásquet. Es un plan familiar: vamos a la cancha y lo disfrutamos mucho.
—¿Cómo ves el nivel del boxeo en San Nicolás? ¿Quiénes prometen buen futuro en la disciplina?
—El boxeo en San Nicolás se está reorganizando. Hay buenos gimnasios y boxeadores. Me gusta mucho Eric Chamorro, del gimnasio El Salvador, Gabi Peralta, y en nuestro gimnasio, Wence Gutiérrez, ganador del PLUMI 2024.
—¿Qué opinás del crecimiento del boxeo femenino?
—Me encanta. Acá en la zona hay una boxeadora con gran futuro, Lorena “La Pochi” Balbuena, de Arroyo Seco. Es una crack.
—¿Qué valores creés que aporta el boxeo a quienes lo practican?
—El compañerismo, por sobre todas las cosas.
—¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar en el boxeo pero no se anima?
—Que rompa los mitos. Es un deporte como cualquier otro, con muchos beneficios. Ayuda a bajar el estrés y la ansiedad más que cualquier pastilla. No lo duden.
Por último, Fede nos compartió una frase del periodista Osvaldo Príncipi con la que se siente plenamente identificado:
“El boxeo es un gran cultor de la personalidad. Te ayuda a conocerte con vos mismo. En el boxeo, el más fuerte ayuda al más débil, el que más sabe ayuda al más limitado, y quien rompe esas reglas dentro del gimnasio es visto como un traidor.”