
En febrero de 2024 nació Tejidos Solidarios, un proyecto impulsado por la Fundación Moviport con un objetivo claro: brindar abrigo a quienes más lo necesitan, especialmente niños. La iniciativa, surgida del área de Recursos Humanos de la empresa, pronto se transformó en mucho más que una acción solidaria puntual.
Este programa forma parte de los dos grandes pilares de la fundación: la promoción de la educación y la asistencia a sectores vulnerables. “Siempre intentamos que las acciones que llevamos adelante logren un equilibrio entre ambos objetivos”, señala Alejandra Lallo, coordinadora de la fundación. Tejidos Solidarios no es la excepción: mientras se ofrece abrigo, también se fortalecen vínculos, se transmiten saberes y se afianza el sentido de comunidad.
Actualmente, más de 50 mujeres integran esta red solidaria. Son voluntarias de San Nicolás, Villa Constitución, Conesa y otras localidades que, desde sus hogares y en su tiempo libre, confeccionan prendas con diversas técnicas, estilos y materiales. Cada trabajo transmite no solo calor, sino también dedicación y afecto.
“El proyecto no solo beneficia a quienes reciben las prendas, sino también a quienes las tejen. Muchas voluntarias –en su mayoría adultas mayores– expresan que para ellas esto es una terapia, una manera de sentirse útiles, conectadas y valoradas. Son verdaderas protagonistas de esta historia”, cuenta Alejandra.
A lo largo del año se realizan cuatro encuentros presenciales donde las participantes comparten producciones, organizan donaciones y reciben nuevos materiales. Aunque en un inicio la convocatoria llegó por redes sociales, hoy el boca a boca es la principal forma de expansión. Las nuevas integrantes simplemente envían un mensaje por WhatsApp, hacen una consulta y se suman al grupo.
Las donaciones se canalizan a través de instituciones como GRAVIDA, el Hospital San Felipe, el Centro de Estimulación Temprana (CEA) y otros espacios que conocen de cerca las necesidades de la comunidad.
“Una de las experiencias más conmovedoras que vivimos fue el sábado pasado, cuando recibimos a los niños del Hogar San Hipólito en la huerta de la fundación. Pensé que no le darían mucha importancia a la ropa, pero al ver su emoción y cómo valoraban cada prenda hecha especialmente para ellos, comprendí el verdadero alcance del proyecto”, relata emocionada Alejandra.
A pesar de los desafíos, Tejidos Solidarios no deja de crecer. “El mayor logro es sostener el compromiso. En un tiempo donde cuesta permanecer incluso en lo que nos gusta, ver que estas mujeres siguen eligiendo ayudar nos llena de esperanza”, dice la coordinadora.
Los próximos pasos apuntan a ampliar el impacto, incorporando propuestas educativas que permitan transmitir el arte del tejido a nuevas generaciones, rescatando saberes y promoviendo la cultura del hacer.
Quienes deseen sumarse como voluntarias o colaborar con el proyecto pueden comunicarse con la Fundación Moviport al WhatsApp 3364 63 88 88.