Sociedad

Fiebre Hemorrágica Argentina: vida y obra de Julio Maiztegui

El médico bahiense dedicó su carrera a combatir la fiebre hemorrágica argentina, lideró el desarrollo de la vacuna Candid I y dejó una huella imborrable en la medicina nacional

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La vida del Dr. Julio I. Maiztegui es de las pocas que ha reunido grandes logros en las esferas profesional, ciudadana y personal. En cada una nos legó innumerables ejemplos que, aunque más no sea por una cuestión ética, deberíamos emular. Es que este ilustre colega destinó demasiado tiempo de su existencia a servir a los demás a través de pequeñas, desinteresadas y constantes acciones que tuvieron por noble objetivo mejorar las condiciones sanitarias de una amplia población de nuestro país.

Nació el 25 de agosto de 1931 en la ciudad de Bahía Blanca y se graduó en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el año 1957. Entre 1958 y 1963 se perfeccionó en Clínica Médica e Infectología en Boston (EE.UU.), obteniendo posteriormente un Master en Salud Pública en la Universidad de Harvard.

A su regreso se abocó al estudio de la Fiebre Hemorrágica Argentina, enfermedad viral endémica que representaba una temible condición clínica con alta mortalidad en la zona central, y mayor polo productivo agrícola, de nuestro país. Tras una gran labor de investigación y apoyo de entidades tanto nacionales como internacionales se sentaron las bases que permitieron avanzar en el control de la enfermedad y la creación de una vacuna denominada Candid I.

Esta enfermedad es causada por el virus Junín y transmitida a través de la saliva de roedores campestres, particularmente entre los meses de marzo, abril, mayo y junio, lo que coincide con el período de la cosecha. Se caracteriza al inicio por fiebre, decaimiento, dolor muscular/articular, cefalea, inyección conjuntival, manchas en la piel y pequeños hematomas en distintas partes del cuerpo. Luego de 4 o 5 días aparecen vómitos y ciertas manifestaciones neurológicas como un leve temblor de manos, desorientación y adormecimiento. Es importante destacar que no suele haber síntomas respiratorios. Por su parte, en el laboratorio se observa una progresiva caída de los glóbulos blancos y plaquetas. El tratamiento se realiza con plasma de convaleciente en los primeros 8 días de iniciado el cuadro y permite reducir la mortalidad del 40 al 1 por ciento.

El Dr. Julio Maiztegui falleció el 29 de agosto de 1993 a los 62 años, dejando un enorme vacío en la comunidad médica. A pesar de los múltiples reconocimientos recibidos a lo largo de su vida, lo más destacado ha sido su serena, cálida y sencilla personalidad, alejada de ostentaciones y banalidades. En un mundo con escasos valores morales, este distinguido colega representa un modelo a seguir por las nuevas generaciones de médicos que buscan desarrollar una profesión basada en el humanismo y dedicada al cuidado de los pacientes.

*El autor es secretario general del Círculo Médico de San Nicolás

Fuente: Por el Dr. Alejandro Spagnolo

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