Historias

Con un Renault 12, el tanque lleno y $14.000, una pareja de Mar del Plata dejó la vida de ciudad para vivir recorriendo Argentina

Guillermo y Analía, oriundos de Mar del Plata, decidieron transformar su estilo de vida y ahora viven a bordo de un Renault 12 break, recorriendo todo el país.

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Cada vez son más las personas que cuestionan el ritmo acelerado de la ciudad, deciden dar el volantazo y comienzan con un nuevo estilo de vida, alejados del estrés urbano y más conectado con la naturaleza. Dos de estas personas son Guillermo y Analía, una pareja oriunda de Mar del Plata que, con lo poco que tenían, no dudó en lanzarse a la aventura a bordo de su Renault 12 break. Este vehículo no solo se convirtió en su medio de transporte para recorrer Argentina, sino que también que ahora es su hogar.

A pesar de los beneficios que ofrece vivir en una gran ciudad como es Mar del Plata, Guillermo y Analía sabían que eso no era para ellos. Los 15 días de vacaciones al año eran insuficientes, y tarde o temprano cambiarían la estabilidad y las comodidades de la vida urbana por una realidad más tranquila, despertando cada mañana con paisajes diferentes.

Sin embargo, siempre había algo que los frenaba, principalmente sus trabajos: Guillermo se dedicaba al diseño de interiores y Analía trabajaba como acompañante terapéutico. Antes de dar el gran salto, pensaron en mudarse a un lugar más tranquilo, pero que aún les brindara las comodidades de las grandes urbes. Por eso, recogieron sus cosas y se instalaron por un tiempo en Tandil.

Así fue como la ciudad serrana se convirtió en su hogar durante más de tres años. Sin embargo, a los seis meses de estar instalados, una mañana como cualquier otra mientras tomaban unos mates, decidieron que querían vivir viajando por todo el país. Fue entonces que, en 2018, se compraron un Rastrojero, al cual le dedicaron dos años para restaurarlo y acondicionarlo un gran viaje. Mientras tanto, ambos estudiaban a distancia y realizaban trabajos esporádicos que les permitían juntar dinero y, al mismo tiempo, dedicarle tiempo a su proyecto.

“Cuando salimos de Tandil a Mar del Plata para despedir a nuestras familias, hicimos 15 kilómetros y la camioneta se rompió. Ahí nos dimos cuenta que el vehículo no iba a funcionar para que lo que queríamos hacer. Fue un momento muy triste para nosotros, porque a la camioneta le pusimos todo el amor del mundo. Durante dos años trabajamos para invertir en esa camioneta y en el viaje, también vendimos todo para eso”, recordó.

A pesar de este tremendo obstáculo, la pareja dio vuelta la página y decidió vender aquel Rastrojero e invertir en un Renaut break, que en el futuro se convertiría en el vehículo para cumplir su gran sueño. Con ingenio y creatividad, lo adaptaron para que sea su hogar, donde soñaban dormir, comer, trabajar y estudiar todos los días frente a un paisaje diferente.

Antes de comenzar esta aventura, Analía había perdido su trabajo y el dinero que ganaba Guillermo a penas alcanzaba para el día a día. Abrieron sus billeteras y solo lograron reunir 14 mil pesos. Desganado, Guillermo le propuso seguir trabajando para ahorrar un poco más. Pero no, Analía no quiso saber nada. “Si no salimos ahora, no vamos a salir más”, le insistió. De esta manera, después de un año que aquel viaje truncado con el Rastrojero, volvieron a salir a las rutas, esta vez para siempre.

“Viajar, hay que viajar con lo que uno tiene y con lo que uno puede, ya sea una bicicleta, auto o camión. Pero hay que salir”, remarcó el viajero. “Nuestro viaje es solo por Argentina, no tenemos pensado hacer ese gran viaje de Argentina a Alaska. Sobre todo queremos recorrer nuestro país y, después, cuando terminemos ese viaje veremos que seguimos haciendo. Pero la vida del viajero es un día a día. Nunca sabés que va a pasar mañana, como la vida misma“, señaló.

Su Renault 12 es, tal vez, el mayor atractivo de estos viajeros, quienes no dieron lugar a las excusas y se lanzaron a vivir esta experiencia. Tras dos años de viaje, Guillermo confiesa que jamás cambiaría a este fierra, ya que a pesar de no contar con ciertas comodidades, nunca los dejó tirados. “Si me toca venderlo y parar de viajar, le buscaría la vuelta para seguir viajando con el Renault 12. Es un autito muy fiel”, expresó.

Hasta el momento, han recorrido varias provincias como Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Corrientes y Misiones. Para sustentar su viaje, los marplatenses se convirtieron en habilidosos artesanos que recorren las plazas principales de cada localidad para comercializar los productos elaborados con sus propias manos.

Aunque siempre la suerte los acompañó, en el viaje vivieron diversos momentos de tensión, como cuando comenzaron vendiendo artesanías hechas en vidrio y nadie les compraba. A tan solo un mes de su partida, consideraron vender el auto y quedarse a vivir en Córdoba, provincia que estaban visitando. Gracias a los consejos de otros viajeros, optaron por vender pulseras que elaboraron con unos hilos que, por casualidad, tenían en el auto. Desde entonces, continúan su viaje gracias a estas artesanías.

“En el camino no nos ha faltado nada. Nuestras familias se preocupaban y decían que estábamos locos por salir así, que no teníamos un mango, nos íbamos a morir de hambre y que al mes íbamos a volver. Sin embargo, hace dos años estamos viajando. Pero la vida es así, hay que jugarsela, salir de la zona de confort del trabajo seguro y cumplir con lo que querés”, añadió.

Afortunadamente, durante el viaje, varias personas les han brindado una mano con dinero o alimentos para continuar con este proyecto, y también les han abierto las puertas de sus casas para compartir momentos agradables que jamás podrán borrar de su memoria.

Durante los últimos cuatro meses, la pareja estuvo en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, donde pasaron tiempo haciendo temporada, reparando el auto y atendiendo cuestiones de salud. Allí conocieron gente que los invitó a vivir en sus casas y les ofreció trabajo. En los últimos días, volvieron a las rutas para dirigirse a las provincias de San Luis y Mendoza.”

“Nosotros hemos juntado más dinero viajando que cuando estábamos trabajando en la ciudad, porque aprendes a vivir con otra sencillez y te empiezan a importar otras cosas. Le das mas importancia a conocer a otras personas, otras culturas y a compartir momentos. Lo más lindo que te llevas en el viaje son los amigos que te haces, porque son amistades genuinas, sin intereses en el medio”, concluyó.

Fuente: Con información de Infocielo

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