Todo acto es político, incluso las ceremonias más institucionales, y este acto del Día de la Bandera no fue la excepción. Con el presidente Javier Milei como figura central, y un público devoto dispuesto tanto a aplaudir cada una de las líneas de su discurso como a entorpecer otros discursos, los festejos oficiales por el 20 de Junio tuvieron una cadencia estrictamente protocolar: duraron 59 minutos, se tomó la jura a ex combatientes de Malvinas, estudiantes de liceos militares y del cuerpo de Granaderos; y el acto se cerró tras el discurso del presidente, quien festejó la aprobación de la ley de bases y volvió a convocar a autoridades políticas, gobernadores y ex presidentes, entre otros actores, a reunirse el 9 de Julio en Tucumán, a firmar el Pacto de Mayo.
La esquina de Córdoba y avenida Belgrano, en el triángulo que se extiende entre la proa del Monumento a la Bandera y el mástil mayor a la bandera, fue el escenario donde se montó el acto oficial. A diferencia de otros años, no hubo palcos sino una tarima pintada de negro con dos pantallas led, una a cada costado.
En diagonal, dos grupos de sillas para los invitados especiales: funcionarios nacionales, provinciales y municipales, concejales, representantes del Poder Judicial, autoridades religiosas, y de instituciones vinculadas al comercio y la cultura. Era una especie de sector Vip, al que se ingresaba con una pulsera color dorado.
Es que el acto se desarrolló en medio de un estricto operativo de seguridad, en gran parte bajo responsabilidad de fuerzas federales, que la presidencia siguió al mínimo detalle, según destacaron personas vinculadas a la organización del acto.
Detrás de las vallas, sobre los laterales de la plaza de la Coronación y la avenida Belgrano, se acomodaron quienes llegaron a participar de la ceremonia, identificados con banderas argentinas. La dispersión en el espacio físico complicaba hacer cálculos, desde Casa Rosada estimaban unas 5 mil personas, un número quizás exagerado, pero lo cierto es que los libertarios coparon media plaza de la coronación.
Quienes quedaron más cerca del Monumento habían llegado antes de las 8, conforme fue pasando el tiempo los grupos que bajaron por calle 1º de Mayo apenas podían acomodarse en los laterales de la plaza o en la bajada por Córdoba.
Los gestos, el sentido
Cada uno de los cinco presidentes que desde la democracia participaron de los actos del Día de la Bandera, impusieron su estética a la ceremonia. Milei, en su primera visita protocolar a Rosario, aportó lo propio. Estaba previsto que el acto se iniciara a las 9. Dos minutos más tarde, el locutor del acto despertaba los primeros aplausos cuando anunciaba que el presidente había llegado al aeropuerto de Fisherton y a las 9.16 se dijo que se encontraba en el helipuerto de la Prefectura.
Pero el inicio del acto se demoró una hora más. Milei llegó junto a su hermana Karina, escoltado por el intendente Pablo Javkin y el gobernador Maximiliano Pullaro. La vicepresidenta Victoria Villarruel y la mayoría de los miembros de su gabinete ya se encontraban en la primera fila de sillas que se les había asignado. A excepción del titular de la cartera de Economía, Luis Caputo, la asistencia de funcionarios nacionales fue casi perfecta. Todos esperaron la llegada del presidente en la Sala de Honor de las Banderas, donde se sirvió un desayuno.
Como hizo en Córdoba, durante el acto del 25 de Mayo, Milei estaba vestido con un traje azul y los dos símbolos de sus atributos de mando: la banda y el bastón presidencial. Cuando las pantallas ubicadas a los costados del escenario mostraron su figura, el público lo festejó. El respondió con un saludo, mientras peleaba con el viento para acomodarse el pelo. Villarruel y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, también cosecharon ovaciones.
Silbidos y alabanzas
Al inicio del acto, los tres mandatarios izaron la bandera nacional al ritmo de Aurora, la canción a la bandera de la ópera que Héctor Panizza estrenó en el Colón en 1908. Después, la banda de Granaderos tocó el himno y llegó el turno de los discursos.
El intendente Javkin abrió la lista de oradores. En su discurso retomó el mito de una Rosario hija de su propio esfuerzo. Habló de la “resistencia” que experimentó la ciudad en momentos adversos, “pestes, incendios y saqueos”, y de la voluntad de salir adelante “por la tozudez de sus habitantes“.
El punto más político de su discurso fue cuando puso énfasis en la violencia que sacudió a la ciudad en los últimos años y agradeció la voluntad de los gobiernos nacional y provincial por la coordinación en materia seguridad. “Por primera vez se trabaja en forma conjunta”, aseguró. Ni ese gesto pudo contener los silbidos que llegaban desde los seguidores de Milei, desde el inicio de su intervención. El hecho no pasó desapercibido desde la platea donde se encontraban los referentes locales que calentaban aplausos cada vez que crecían los abucheos.
El gobernador tuvo el mismo trato hostil. También agradeció la colaboración del gobierno nacional en marzo pasado, cuando se produjeron los ataques contra trabajadores del transporte y estaciones de servicio. Y afirmó que Santa Fe va a “acompañar el desarrollo con equilibrio fiscal” porque la provincia “lo ha hecho siempre”. Renglón seguido, reclamó al presidente “obras de infraestructura para el desarrollo del potencial del interior del país” y universidades públicas para que los jóvenes se formen. En síntesis, enfatizó: “Necesitamos federalismo”. Entonces volvieron los silbidos.
Tras la jura a la bandera, llegó el turno del discurso de Milei. Con un tono medido, el presidente hizo una particular reseña de la vida de Manuel Belgrano, a quien denominó como “un maximalista de la libertad”, destacó su rebeldía en enarbolar la bandera aún sin autorización de las autoridades nacionales de la época. “Le importó un rábano”, consideró y apuntó que “es una sana costumbre del interior del país”. Detrás del vallado, sus seguidores festejaron sus palabras.
Lo mismo que cuando resaltó la austeridad de Belgrano, en comparación de las “porosas manos de los políticos” de la época. Y el público redobló su aprobación cantando las consignas de la banda de sonido del momento: “Milei, querido, el pueblo está contigo”, “la casta tiene miedo”, alternaban.
Sobre el final de su discurso, advirtió que “es fundamental que quienes compartimos la causa de la libertad depongamos las anteojeras partidarias y trabajemos juntos para que Argentina vuelva a ser potencia mundial” y volvió sobre su objetivo de reunir a la dirigencia en torno a un pacto nacional.
“Quiero aprovechar este día, con la bandera argentina flameando en el cielo, avanzada la sanción de la ley bases y el paquete fiscal, para convocar a todas las autoridades políticas, los gobernadores, los dirigentes de los principales partidos políticos, ex presidentes, miembros de la Corte Suprema, empresarios, trabajadores y toda la ciudadanía, a que nos encontremos la noche del 9 de julio en Tucumán para firmar el Pacto de Mayo”, convocó Milei.
Es la tercera vez que lanza la propuesta. La primera fue en marzo, durante la apertura de sesiones de la Legislatura, volvió sobre el tema en el acto en Córdoba por el 25 de Mayo y si bien se especuló con la posibilidad de lograr acuerdo para firmarlo este 20 de junio en Rosario, el paquete de propuestas no logró los consensos necesarios.
Un ejército de fans
“Venía siempre a los actos del Día de la Bandera de chica y ahora puedo volver”, celebraba con alegría Macarena, al termino el acto. Estaba junto a su hermano y su hija adolescente, ambos con banderas argentinas colgando de la espalda. “Vinimos a ver a Milei”, contestaron a tono cuando La Capital los consultó por el motivo de su presencia.
La idea de haber “recuperado” el festejo del Día de la Bandera se repetía entre los grupos que aprovechaban el final del acto para tomarse selfies. Algunos incluso habían llegado muy temprano.
Los vendedores ambulantes no estaban tan contentos. Ofrecían banderas a 5 y 4 mil pesos, según su tamaño, y pañuelos amarillos con la estampa del león, símbolo libertario. Pero la venta, venía “demasiado tranqui”, se quejaban. “Milei ya dijo que no había plata”, explicó alguno.
Silvana, docente y periodista, llegó al acto junto a su marido. “Estamos emocionados, el presidente y sus ministros hicieron lo que hay que hacer: acercarse al pueblo”, indicaron al tiempo que lamentaron “que ya no haya desfiles”.
“Acá estamos todos juntos bajo una misma bandera“, sumaba un grupo de estudiantes de una universidad privada. No eran todos, ni estaban tan juntos. Sobre avenida Belgrano un grupo de mujeres intentó levantar unos carteles reclamando al presidente “que devuelva los derechos al pueblo”, fueron agredidas y las cartulinas quedaron hechas girones en el piso.
El acto del 20 de Junio había terminado.
Fuente: Por Carina Bazzoni (La Capital)