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Qué le pasa al cuerpo cuando consumimos gaseosas azucaradas

Detrás de cada sorbo se esconde un complejo proceso químico que puede tener un impacto en la salud

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Beber un refresco o bebida gaseosa es un gesto cotidiano para muchas personas, una pausa refrescante en medio del día o un acompañamiento habitual durante las comidas. Sin embargo, detrás de cada sorbo se esconde un complejo proceso químico que puede tener un impacto en la salud. Lo que comienza como un simple placer se convierte en una serie de reacciones en cadena dentro del cuerpo, desde el momento en que la bebida entra en el sistema hasta una hora después. Conocer estos efectos permite entender mejor las implicaciones de consumir refrescos de manera habitual y cómo pueden influir en el bienestar general.

Según detalla Medical Todays, al consumir un refresco, el cuerpo experimenta una serie de reacciones químicas que pueden afectar la salud. Dentro de los primeros 10 minutos, una gran cantidad de azúcar entra en el sistema, aproximadamente diez cucharaditas, lo que supera el 100% de la ingesta diaria recomendada.

Una lata o botella de refresco normal contiene 155 calorías, 38 gramos de carbohidratos, 37 gramos de azúcar y 34 miligramos de cafeína. Para ponerlo en perspectiva, la Asociación Americana del Corazón recomienda limitar el azúcar a 25 gramos al día para las mujeres y 36 gramos para los hombres, menos de lo que contiene una lata de refresco. En cuanto a la cafeína, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU aconseja mantenerla por debajo de 400 miligramos al día.

Fuente: Con información de Infobae

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