Historias

Salta 2141 en la memoria de los rescatistas: “Las historias flotaban entre polvo y escombros”

A 11 años, Luciano y Verónica, bomberos voluntarios aquella jornada, recordaron la tragedia más importante de Rosario

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Era un martes como cualquier otro y Luciano iba camino a su trabajo. Apenas unos minutos antes de las 10 se encontraba en la zona de Av. Pellegrini y Circunvalación cuando recibió el llamado de emergencia: “Hubo una explosión de una caldera”. Giró y se encaminó raudamente al lugar de los hechos. Verónica estaba detrás de su escritorio, trabajaba en una fábrica de heladeras en Av. Ovidio Lagos al 7000 y comenzó a recibir una catarata de mensajes. Si bien no estaba claro, todos apuntaban a lo mismo: “Explotó una caldera”. Pero ella sentía que algo pasaba, pidió permiso a su jefe y sin siquiera pasar por Recursos Humanos emprendió viaje para el cuartel. Ambos formaban parte del Cuartel 27 de los Bomberos Voluntarios de Rosario y estaban a punto de atravesar una de las tereas más altruista de su vida.

Ninguno de los dos sabía que a las 9.38 de ese martes había ocurrido el siniestro más grande de la historia de Rosario, que dejó 22 muertos y 62 heridos.

Salta 2141 había dejado de ser una construcción de tres torres, para ser uno de los momentos más estremecedores que haya dejado la ciudad. En su 11° aniversario, el gobierno provincial inaugura un memorial donde funcionará un espacio cultural y educativo, en un lugar donde hubo negligencia, caos, traumas, tristezas, llanto, pero también solidaridad, entrega y trabajo en conjunto.

A 11 años de la tragedia de calle Salta 2141, Luciano Salazar y Verónica Fulco, bomberos voluntarios que ese 6 de agosto del 2013 prestaron servicio y formaron parte de la red de rescatistas.

Salazar en 2013 era el Jefe del Cuerpo de Bomberos elegido apenas 34 días antes, su teléfono “desbordaba” de llamadas y por eso decidió ir directo a la zona del desastre, mientras seguía por radio los acontecimientos intentando descifrar qué pasaba. Por su rol, se encargó de coordinar y contactar con las otras fuerzas. Esa semana trabajaron en calle Salta casi 300 bomberos voluntarios de 40 cuarteles de toda la provincia. “Al llegar y ver lo que sucedía se me vino a la mente las guerras en Medio Oriente. Había pedazos de ropa colgado, camas, se veían las habitaciones, aires acondicionados partidos, gente gritando desde la torre que estaba en el centro de la manzana. Es una imagen que no se me va a borrar nunca de la cabeza”.

Fulco, por su parte, era suboficial por lo que pasó por el Cuartel, se unió a sus compañeros para llegar a Salta y Oroño. “Había vivido varios siniestros de magnitud como los incendios de las islas en 2009 o la fábrica de muebles Diefel en Villa Gobernador Gálvez en 2011, pero eso superaba todo, tanto para mí como para la mayoría de los que participamos”, rememoró.

El caos dominaba a la zona. “Recuerdo ver gente por todos lados y móviles a toda velocidad, aún no sabía que faltaba un edificio. Lo digo ahora y todo se me pasa en cámara lenta”, expresó. Sus primeros pasos sobre el terreno fueron revisar los edificios linderos para descartar víctimas, más tarde le tocó remoción de escombros y fue allí donde entendió lo que pasaba: “Vi apuntes, fotos, CDs , peluches entre los cascotes, era una clásica imagen de una película de guerra. Para mí la magnitud Salta 2141 no es el edificio caído sino, todas las historias que flotaban entre el polvo y los escombros”.

“Fue encontrarse con algo que veíamos siempre en la televisión y en contrario a lo que se piensa, algo característico de Calle Salta fue el silencio que llegaba por la noche o cuando se realizaban búsquedas de vida bajo los escombros”, evocó Salazar, quién hoy oficia como nexo entre la prensa y el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Rosario.

Fulco contó durante esa semana desarrollaba su actividad en el sector privado de 7 a 17, pasaba por su casa no más de treinta minutos y se dirigía a su puesto, algunas noches debía hacer guardia en el Cuartel de calle Rioja 2860, otras en calle Salta. Salazar, al tener residencia en Rosario, pasaba por su casa y volvía a escena, su empleador entendió el momento y le permitió dedicarse plenamente a su labor de bombero.

Fueron seis días de trabajo. Las fuerzas de rescate se desempeñaban con la esperanza de encontrar vida como motor. “Nuestro trabajo es voluntario y siempre te preguntan por qué. A uno le apasiona lo que haces y en este caso, el resultado no era el deseado para nadie, pero dejar todo y hacer lo que estuvo a nuestro alcance, da satisfacción”, expresaron. Las tareas terminaron cuando fue encontrado el cuerpo de Santiago Laguia, el último de los desaparecidos tras la explosión.

341, ciudad con código

Desde la mañana del 6 de agosto hasta el 12 de agosto, Rosario se redujo a Salta entre Oroño y Balcarce, todas las miradas y esfuerzos estaban puestas allí. Una de las características de la tragedia fue la respuesta solidaria de la gente, tanto que se generó un slogan que acompaña a ciudad cada vez que se menciona la tragedia: “341, ciudad con código”.

Fulco ligó ese momento a la película “Belleza Inesperada”, protagonizada por Will Smith, que cuenta como un padre atraviesa el duelo por la muerte de su hija. “En un momento tan doloroso, angustiante e irreparable había tanto amor flotando, gente sonriéndote, cuidándote con abrigos o chocolate, los guisos de los Héroes de Malvinas, los cartelitos y dibujitos de los jardines y escuelas”, recordó.

“No alcanzan las palabras para explicar lo que sucedió allí, hoy en día tengo amigos y conocidos que nacieron en calle Salta”, destacó Salazar y afirmó que esa respuesta “era lo que mantenía los equipos de rescate con las energías al 100%, a pesar de dormir dos horas por día”.

El después

Finalizados los trabajos, los bomberos volvieron a su cotidianeidad. “Fue una emergencia que marcó mi vida”, dijo Salazar y rápidamente Fulco agregó: “Fue un golpe de realidad”. Ambos viven una vida entre emergencias.

Ambos se llevaron de calle Salta una lección: “Quedó demostrado que nada es un hecho aislado y que la sumatoria de descuidos o acciones irregulares puede desatar una tragedia. La prevención y la seguridad no debe ser un eslogan de moda sino una forma de accionar”, resumió la bombera.

En la actualidad, ella logró recibirse de Técnica en Seguridad contra incendio y además de su tarea en el cuerpo de voluntarios es bombera en el sector privado. Por su parte, Salazar trabaja en el SIES y es uno de los paramédicos en el helicóptero sanitario UTV Aeroemergencias, mientras apuesta a empoderar a los bomberos voluntarios para lograr la certificación como brigada mediana de rescate urbano. “Si nos encuentra otra emergencia de similares características, quiero que estemos más preparados de lo que estamos”, esbozó el oriundo de Arribeños, provincia de Buenos Aires.

Once años más tarde

En el 11º aniversario de la tragedia, el gobernador Maximiliano Pullaro dejará inaugurado este martes en Rosario el Memorial “Salta 2141. Espacio Cultural y Educativo de la Memoria y la Música”. Será un nuevo espacio para sellar una herida que tiene la ciudad.

Tanto para Verónica como para Luciano no fue fácil regresar al lugar. La bombera no participa de los homenajes porque deslizó recibir demasiado protagonismo “y a quienes realmente hay que reconocer es a las familias y a los sobrevivientes”.

El bombero pasó por varios años sin ir, pero decidió regresar para el 10mo aniversario y también formó parte de la comitiva que el pasado jueves recorrió el Memorial por dentro. “Poder entrar a ese lugar, vacío y sin nadie, me produjo escalofríos”, manifestó y celebró la construcción como legado de “las cosas que no se deben olvidar”.

Fuente: Con información de La Capital

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