
Luego del paso de la pandemia y la consecuente cuarentena, los cuidados en torno al bienestar emocional y mental pasaron a ser un factor importantísimo en la vida diaria. Aunque ya han transcurrido cinco años desde aquel contexto, los coletazos sociales siguen generando preocupación.
Prueba de ello es el último informe sobre estadísticas criminales elaborado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, donde se enumeran los diferentes ilícitos cometidos durante 2024. Entre las muchas categorías relevadas, una cifra que destaca de forma alarmante es la de los suicidios. Desde 2020, las muertes autoprovocadas vienen creciendo en términos absolutos, alcanzando un total de 4.249 casos en el último año. La misma tendencia se advierte en el análisis por tasa cada 100.000 habitantes: en ese mismo período, el número pasó de 7,8 a 9,8.
Para dimensionar esta problemática, vale destacar que estos valores representan más del 40% de las muertes violentas registradas en todo el país. Sin embargo, también es necesario analizar las cifras con cautela, ya que los registros oficiales solo incluyen los denominados “suicidios consumados” o tentativas que requirieron intervención policial. En muchos casos, resulta difícil determinar si se trató efectivamente de un suicidio, por lo cual se califica como muerte dudosa. Además, existen intentos que pueden derivar en un fallecimiento posterior a causa del daño autoinfligido.
Lamentablemente, esta compleja situación que afecta al país también se manifiesta en San Nicolás. En los primeros cinco meses de 2025 ya se registraron más de una decena de suicidios, una estadística que supera las muertes por siniestros viales y homicidios dolosos en el marco de las llamadas “muertes violentas”. Este dato evidencia la urgencia de un abordaje integral, que involucre a todos los sectores de la comunidad en la generación de redes de prevención, contención y ayuda.
La importancia de la prevención
Ante este escenario, resulta clave construir una red de contención y detección temprana que brinde herramientas para prevenir nuevos casos. “Desde una perspectiva psicológica, fortalecer la salud mental en la sociedad requiere una intervención integral que incluya familia, escuela, sociedad y Estado. No se trata solo de atender las crisis cuando ya están pasando, sino de generar condiciones que puedan prevenir el malestar y promuevan el bienestar”, analizó la psicóloga Camila Casarino (Mat. 15.858) en diálogo con Cosa Cierta.
“Es clave fomentar la comunicación emocional, la validación de las emociones y el desarrollo de habilidades sociales. Muchas problemáticas psicológicas tienen raíz en contextos donde no se enseña a nombrar lo que se siente o donde se minimizan los malestares”, agregó.
“Es necesario empezar a pensar la salud mental como una responsabilidad colectiva y no solo individual. No alcanza con decirle a las personas ‘pedí ayuda’ si el entorno no escucha, si la escuela sanciona la diferencia o si el sistema de salud no da abasto. La prevención y el acompañamiento deben ser estructurales, no solo personales”, remarcó la licenciada.
En ese sentido, Casarino subrayó la relevancia del trabajo articulado entre instituciones: “Lo primero a tener en cuenta es que prevenir el suicidio no es responsabilidad exclusiva de los profesionales de salud mental. Las personas cercanas, familiares, amistades, docentes, compañeros de estudio o trabajo pueden hacer mucho más de lo que creen. Empecemos por estar abiertos a escuchar al otro. Aunque no entienda su dolor o su queja, puedo entender que está sufriendo y que le genera malestar. Sin juzgar ni minimizar”.
“Podemos acompañar en el proceso de conseguir ayuda profesional, buscando información, pidiendo turnos, acompañando. Preguntarle a la persona directamente cómo se siente”, indicó.
Desde su rol profesional, también se refirió al impacto de los datos actuales: “Es realmente impactante, genera una gran tristeza. Aún queda un gran recorrido como sociedad. Creo que siempre que se hable de suicidios va a ser una noticia triste e impactante: es otra vida que como sociedad no pudimos cuidar”.
“Quienes se sienten abrumados por sus emociones y no ven una salida, y no tienen herramientas para sobrellevar la situación, pueden, en ocasiones, sentir que es la única escapatoria a ese malestar tan grande que sienten. Detrás de cada caso hay una historia de dolor que no encontró escucha, redes que no alcanzaron, servicios que no respondieron a tiempo, y muchas veces, un entorno que no supo o no pudo acompañar”, reflexionó.
“En base a las estadísticas, es importante revisar de forma urgente cómo estamos abordando la salud mental como sociedad. Si bien no debe ser un tabú, se debe hablar con mucho cuidado a la hora de brindar información. Priorizar la contención, el respeto y la orientación a recursos de ayuda. Las campañas que informan sobre factores de riesgo, señales de alerta, acceso a líneas de ayuda y la importancia de pedir acompañamiento psicológico pueden salvar vidas. Deberían estar circulando constantemente, no solo cuando ocurre una tragedia visible”, concluyó.
Proyecto en el HCD
En relación con esta problemática, a fines de marzo ingresó al Honorable Concejo Deliberante local un proyecto impulsado por Agustín Barba, del unibloque Democracia para Siempre, que busca crear el Programa Municipal de Promoción, Prevención, Estadística, Atención y Acompañamiento de personas en situación de riesgo suicida y del suicidio.
La propuesta apunta a garantizar el acceso gratuito a servicios de atención psiquiátrica y psicológica para quienes hayan intentado quitarse la vida, así como para personas que hayan perdido un ser cercano en estas circunstancias. Para fortalecer las redes de prevención, el proyecto contempla además un trabajo conjunto entre el Hospital San Felipe y el Ministerio Público Fiscal, con el fin de mejorar la recolección de datos en la región y facilitar un abordaje más claro.
Por el momento, solo fue aprobada una parte de la iniciativa, que establece normas de tratamiento responsable de la información para los medios de comunicación. Las políticas de prevención restantes continúan en debate en comisión.