Gonzalo Peillat fue gran figura del equipo argentino que llegó a la cumbre de su historia en el hockey sobre césped. Defensor de gran eficacia en la ejecución de corners cortos, la vía por la que llegan muchos goles en ese deporte, también fue goleador de Los Leones.
Después tuvo graves diferencias con su entrenador Chapa Retegui y los dirigentes, renunció dos veces a la Selección, al parecer no recibió de sus compañeros adhesiones que esperaba y sí se sintió hostigado con decisiones como la exclusión de su novia de Las Leonas, y se fue a jugar para Alemania. El destino lo cruzó ayer en los Juegos Olímpicos de París con Los Leones.
En el fútbol vemos todo el tiempo goles que no se gritan, jugadores que piden comprensión a los hinchas de equipos donde ellos habían jugado antes.
Cierto nacionalismo que nos despiertan las competencias deportivas nos hace multiplicar esa sensación si es un nacido en el país que juega para otra bandera. Peillat hizo uno de los goles con los que Argentina quedó eliminada y lo gritó con bastante entusiasmo.
A la reacción, siempre desproporcionada, de las redes sociales, respondió subiendo la apuesta. No tuvo mejor idea que citar una frase de un símbolo de la argentinidad como Maradona (una frase que no por célebre y celebrada deja de ser una de las mayores groserías y desubicaciones de Diego).
Un poco de equilibrio y sensatez lo encontramos en los posteos de Gusti Fernández, deportista argentino de elite en el tenis adaptado, que insta a ser agradecidos con lo que logró Peillat para Argentina en el pasado, invita a no seguir alimentando la masacre en redes y le marca, con altura, que con la cita de Maradona se fue al pasto.
Peillat dijo con rencor “¡Qué buena decisión tomé!”, sobre irse del país. Muchos sí coincidirán ahora en que fue buena decisión, y que se quede en Alemania.
Fuente: Por Jorge Mario Trasmonte (para Olé)