Sociedad

“Fui el primer herido en combate en la Guerra de Malvinas”

Horacio Roberto Tello es ex combatiente y vive en Rosario hace casi treinta años. Compartió el recuerdo del día que desembarcaron en las islas, de las violaciones de derechos humanos cometidas por los militares argentinos y del abandono que sufrieron por parte del Estado

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Se salvó dos veces en cuestión de minutos. El fusil fue la primera barrera de protección; después, un compañero que lo tiró al piso cuando una ráfaga de balas impactó contra el vehículo donde estaba Horacio Tello la mañana del 2 de abril de 1982. Tenía 19 años y es considerado el primer soldado herido en la Guerra de Malvinas.

Hoy recuerda aquel momento en diálogo con El Ciudadano en el mes que se cumplen dos efemérides: el 10 de junio fue el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Sector Antártico y este 14 de junio es el día en que las Fuerzas Armadas se rindieron formalmente y se terminó la guerra, después de 74 días en combate y 649 muertes de soldados argentinos

“Fui herido en combate. A mí me salvó el fusil, me pegaron un tiro en el pecho y hoy estoy vivo acá… Al vehículo en el que yo iba le pegaron 95 impactos de ametralladora”, contó. Se considera el primer soldado herido de la Guerra el mismo día del desembarco, el 2 de abril de 1982, en el marco de la Operación Rosario.

En ese momento, Tello llevaba casi un año de servicio militar obligatorio. Desde los 14 había sido un trabajador golondrina, iba y venía desde su ciudad natal Marcos Juárez en Córdoba a distintos puntos de esa provincia y de Santa Fe. No pudo terminar la escuela secundaria porque era una familia numerosa y debía colaborar para sostener la casa.

Siente orgullo por su participación en la guerra pero un sabor amargo tiñó varios asuntos que relató en la entrevista: el abandono que sintió de parte del Estado en las décadas que siguieron a su regreso, las violaciones de derechos humanos que cometieron las propias fuerzas armadas contra los soldados argentinos y la forma en que se enteró de que irían a la guerra: mediante un engaño.

—El 23 de marzo de ese año hicimos una campaña a la Península Valdés, donde están las ballenas. Ahí hicimos un desembarco igual, igual, igual que en Malvinas. O sea, las características de la Península Valdés eran las características de desembarco en Malvinas.

—¿Qué significa eso?

—A nosotros nos dijeron que era una operación, un simulacro, una rutina que se hacía todos los años.

—¿Era mentira?

—Era mentira.

De esto se daría cuenta el 28 de marzo: “Ese día había un guardiamarina, un oficial de guardia. Calculá que el guardiamarina era jefe de compañía y era raro porque empezaron a entrar un comandante de infantería marina, el comandante de brigadas, todos comandantes. Nos prepararon todo, fuimos a la Plaza de Armas con todas las cosas que habían hecho para Península Valdés y embarcamos en Puerto Belgrano, en el Cabo San Antonio, que estaba completo. Arriba estaba todo lleno de vehículos y abajo estos vehículos anfibios que eran cerca de veintipico. Nos subieron y nos dijeron que era un simulacro que se hacía todos los años y tocó la banda. El barco se empezó a mover, dijeron: «Vamos acá hasta altamar y volvemos», Nunca volvió. Siguió, siguió y siguió. Íbamos a desembarcar el 1° de abril en la isla pero nos agarró una tormenta terrible. Éramos dos barcos, cuando uno iba a 17 metros de altura arriba de una ola, el otro iba como en un pozo. Llegamos enfermos porque un infante de marina no es lo mismo que un marinero; el marinero está acostumbrado al barco, el infante de marina no. Como estábamos todos enfermos no se desembarcó el 1° sino el 2 de abril. Ahí desembarcamos y pasó lo que pasó”.

Lo que pasó fue el inicio de la guerra. Para llegar al ataque que lo pudo herir de muerte, primero contó la historia mayor. Relató los hechos que tienen como protagonista al capitán de Fragata Pedro Giachino, quien murió en combate ese día, y quien pretendía “la rendición del gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad”, como indica la web oficial de la Armada argentina que luego señala: “A las seis de la mañana del 2 de abril de 1982, Giachino rodeó con sus hombres la casa del gobernador británico y le intimó rendición; los británicos, sorprendidos, abrieron fuego sobre la patrulla”. Tello también nombró a los tenientes de Fragata Diego García Quiroga y el cabo segundo enfermero Ernesto Urbina, que participaron de esa acción y también fueron heridos.

Giachino fue a la casa del gobernador británico, Tello a la zona del aeropuerto “y otro grupo fue a la montaña, se hizo para invadir todo”. Tello relató que ahí, en la isla, quisieron atenderlo “a punta de pistola en una clínica”: “Yo dije así no, no me quería hacer atender así porque no sabés si te inyectan algo o qué, me aguanté con morfina. Yo tuve dos salvadas: primero, bajo la mano; cuando la bala me iba a pegar en el pecho no me pega ahí y me pega en el fusil. Y segundo, lo tenía a Francisco Solano que es de acá de Rosario y que murió hace un par de meses. Él cuando empieza a ver sangre me tumba y cuando me tumba pasa la otra ráfaga, esa sí me cortaba. Así que tuve suerte doble y por eso soy el primer soldado herido en Malvinas. Como ahí no podían curar, estuve tres días en Malvinas y después me trajeron de vuelta. El resto de la parte nuestra de Infantería de Marina quedó en Malvinas. Era una compañía y media”.

“Yo estaba en la infantería marina y tenía casi 20 años. Estaba en la colimba, era dragoneante, si me hubiera querido quedar enganchado me quedaba, porque había hecho el curso de dragoneant,e que es una escala más que el soldado”. Pero Tello no quiso: “Como fui herido no quise saber más nada y pegué la vuelta. Todavía tengo las esquirlas en la mano, no me quisieron operar para no dejar inutilizada la mano. No me duele. La bala me pegó acá (señala la mano) pero igual me lastimaron”.

Ya en continente, Tello se terminó de curar y se ocupó de “correos y estafetas de todos los oficiales y suboficiales”: llevaba y traía encomiendas. Dijo que sus superiores le consultaron si quería hacer juicio, que eso demoraría unos cinco años y que él respondió que no. En 1986, en una visita en Rosario al hombre que lo salvó de las balas, Francisco Solano, conoció a quien se convertiría en su mujer. Desde entonces vive en la ciudad: tiene tres hijos, dos nietos y otro en camino.

Nunca pudo volver a trabajar. Lo cuenta con pena. “Siempre estuvimos conscientes de que sufrimos un abandono del 82 al 91. No nos controlaron nunca, hasta el día de hoy nunca controlaron nuestra salud y nuestras cosas, se desentendieron totalmente de nosotros. A nivel veteranos de guerra, hemos sufrido abandono porque psicológicamente nos tendrían que haber seguido. Si nos hubieran hecho un seguimiento no habría gente como en este momento, que tiene problemas psiquiátricos o problemas de adicciones. Económicamente nos están debiendo desde el año 82 al 91, que quedó ahí en stand by. Y tampoco pasa todo por la plata pero a uno lo que le corresponde le corresponde. Con la ciudadanía nunca estuvimos peleados nosotros, siempre estuvimos bien”.

En una misma oración, abordó varios temas. Tello contó que al día de hoy sigue en contacto con sus compañeros que también estuvieron en Malvinas, aunque no forma parte del Centro de Ex Combatientes. Los considera sus compañeros y ayuda en la medida que puede. Lo que sí hace, y lo subrayó toda la entrevista, es acompañar en cuestiones de salud y de trámites burocráticos, se siente ducho en eso y sabe que puede resolver fácilmente trámites y papelerío que a otros les lleva más tiempo. “Me dedico a ayudar compañeros. Seguimos en contacto, todos tienen problemas. Los que podemos tratamos de ayudar a los que lo necesitan; te tiene que salir. No somos todos iguales los veteranos, cada uno tiene su propia historia”.

Tello no dejó pasar que el actual presidente Javier Milei es fan de Margaret Thatcher, primera ministra británica durante aquel período, que cometió el crimen de guerra al dar la orden de hundir, fuera de la zona de guerra, el crucero ARA Belgrano el 2 de mayo de 1982, cuando murieron 323 personas —casi la mitad de los fallecidos durante la guerra—. Le cae mal eso, aunque aclaró que casi todo lo que hace esta gestión le cae mal, al tiempo que subrayó que todos los presidentes que han pasado por el poder los últimos 40 años lo han decepcionado. El gobierno, hasta ahora, no los recibió.

El 10 de junio es el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico en homenaje a la creación de la Comandancia Política y Militar de las Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos que fue el 10 de junio de 1829.

La soberanía sobre las islas “fue interrumpida el 3 de enero de 1833, cuando una operación militar del Reino Unido de Gran Bretaña se instaló en ellas y las tomó bajo su control. Desde entonces, el reclamo y recuperación, conforme el derecho internacional, es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”, así puntualiza aún la web oficial de la Presidencia de la Nación.

Sobre el reclamo, Tello expresó: “En el año 82 se cumplían los 150 años de permanencia de los ingleses en Malvinas, si no se hacía la gesta (del 2 de Abril), hoy no podíamos ni luchar diplomáticamente para recuperar las islas, ya estaríamos todos perdidos. Y el 14 de junio no hubo una rendición, hubo cese del fuego y eso es para tratar de arreglar la situación”.

Los números de la guerra

Hay cifras que respaldan los padecimientos que enumeró Tello: hasta 2022 el Ejército y la Armada habían informado de 52 suicidios de ex combatientes, pero las estimaciones de las asociaciones de combatientes que existen a lo largo y a lo ancho del país indican un número muchísimo más alto: suponen al menos 500 casos. Además, se estiman unas 2.500 muertes de veteranos asociadas con las secuelas posguerra. Por eso Tello insiste tanto con ese abandono: ¿por qué nadie los acompañó? Es la pregunta que se hizo a lo largo de toda la conversación.

Durante la guerra, que se dio en el marco del último tramo de la última dictadura cívico-militar, según puntualizó un informe de Chequeadola mayoría de los enviados a combatir “pertenecían a la Armada (10.600), seguida por el Ejército (10.300) y la Fuerza Aérea (2.300). Además, participaron 200 efectivos de Gendarmería y Prefectura. De ese total, 649 no regresaron con vida. Casi la mitad murió con el hundimiento del crucero General Belgrano. Además, fallecieron 255 británicos y tres civiles isleños”. Actualmente, alrededor 22 mil personas en todo el país reciben una pensión vitalicia por parte del Estado.

Por otro lado, desde 2012 el Estado argentino tomó el reclamo de familiares de soldados muertos para realizar tareas de identificación en el Cementerio de Darwin en las islas, y que todavía siguen en marcha. El trabajo fue realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf) y los gobiernos de la Argentina y Gran Bretaña, y hasta ahora permitió que se identificara a 121 soldados.

Para hablar de las violaciones de derechos humanos cometidas por las propias Fuerzas Armadas durante la guerra, Tello puntualizó: “Hubo gente estaqueada. Hubo de todo, durante la guerra pasó de todo, ¿sabés lo que es estar estaqueado? Bueno, en el ejército hubo gente que estuvo estaqueada por robar comida o lo que sea. Durante la guerra y por orden de los jefes. Por parte de los propios, de las propias filas nuestras”.

—La guerra se dio en un contexto de una dictadura, no de un gobierno constitucional, cuando en Argentina se hicieron denuncias por otro tipo de violaciones.

—Sí, de lesa humanidad.

—¿Eso no permitió un mejor escenario para incluir este reclamo, estas denuncias?

—No.

—¿Sentís que los dejaron de lado?

—Nunca estuvimos.

—¿No entraron en la tríada memoria, verdad y justicia?

—No, no, nunca estuvimos… Vamos a cumplir 43 años ya y nunca estuvimos.

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